Sector Judo 22 de octubre de 2025 5 min de lectura

Judo en la infancia: valores, motricidad y buena elección

El primer día que un peque pisa el tatami no olvida dos cosas: la sensación de los pies descalzos sobre una superficie blandita que devuelve confianza, y el saludo. El ‘rei’ abre y cierra la clase con un respeto que, a esas edades, funciona mejor que mil discursos. En Kronos Almería llevamos judo en la instalación, en colegios como Europa, Ginés Morata, Cabo de Gata o Torremar, y en pueblos como Alhama de Almería, Tabernas y Alhabia. Lo hemos visto cientos de veces: un niño tímido encuentra estructura y un torbellino encuentra foco. Y, de paso, aprenden a caer sin hacerse daño, algo que ningún videojuego enseña.

Qué cambia en los niños cuando hacen judo

Psicomotricidad fina y gruesa: el judo es un juego serio de empujar, tirar, girar, equilibrar y caer. Aprenden lateralidad, coordinación ojo-mano y patrones básicos de movimiento que luego se traducen genial a cualquier deporte. Una caída bien hecha a los 8 años puede evitar una fractura a los 12 en el parque o a los 40 en una pista de esquí.

Regulación emocional: no siempre ganas el randori, y está bien. El judo pone límites claros y ofrece oportunidades constantes de tolerar frustración sin dramatismo. El tatami es un laboratorio de paciencia y de volver a intentarlo.

Respeto y valores: el saludo no es postureo. Es mirar al compañero y agradecer que te deja aprender con él. En cada clase se repiten normas que los niños integran: higiene, puntualidad, cuidado del material y ayuda al que va por detrás. Son detalles que luego ves en el cole.

Seguridad: aprender a caer para no hacerse daño es casi una vacuna. Las técnicas de ukemi (caídas) se practican todas las semanas, con progresión y sin prisas. Ningún niño se lanza a una proyección sin haber pasado por ahí mil veces.

Experiencia real: Paula y el ‘rei’ que se llevó a casa

Paula llegó con 7 años a nuestro grupo de Tabernas. Tímida, de las que se esconden a la primera. Le costaba participar en juegos con contacto y se agobiaba cuando algo no salía. A los 3 meses, aún había momentos de bloqueo, pero algo cambió. Empezó a querer ser la que organiza el saludo. Le dimos ese rol y, poco a poco, se convirtió en la referencia del grupo para colocar filas, revisar judogis y avisar de que faltan 5 minutos. Su madre nos escribió que en casa ahora usa el ‘rei’ como principio y fin de alguna discusión con su hermano; una manera poética de decir “vamos a empezar de cero”. Técnicamente, su o-soto-otoshi es ya sólido, pero lo importante es otra cosa: juega con más niños, se frustra menos y tiene un espacio donde manda el respeto.

Hugo, 10 años, TDAH diagnosticado. El judo le dio estructura: bloques de 10-15 minutos, cambios de tarea claros, objetivos simples (“hoy vamos a caer mejor que ayer”), y un entorno donde el movimiento no se castiga, se canaliza. Al cuarto mes, sus profesores del cole comentaron que estaba “más centrado”. El tatami no hace milagros, pero suma mucho.

Cómo elegir una buena escuela de judo

Comprueba la titulación: que el profesor esté federado y con titulación oficial. En nuestro club, Fran, Mª del Mar y Cayetano están formados y acreditados. No es un papel más, es seguridad.

Ratio adecuada: 1 profesor por cada 10-12 niños permite corregir, crear grupos y cuidar la seguridad. Si ves el tatami saturado y sin apoyos, desconfía.

Progresión real: que haya pre-judo (3-5 años) con juegos y trabajo de caídas, judo base (6-12) con técnica básica y valores, y una transición a categorías superiores sin prisas. Las prisas no son amigas del judo infantil.

Ambiente: mira una clase. ¿Se ríen? ¿Se respeta el silencio cuando toca? ¿Los profes bajan al nivel del niño? Una clase que alterna juego y foco es una clase bien pensada.

Puertas abiertas: una prueba gratuita sin compromiso habla bien. En Kronos siempre invitamos a probar y, si al niño no le engancha, no forzamos. Cuando les gusta, se nota el primer día.

Lecciones aprendidas

  • El judo enseña a caer para toda la vida; literal y metafóricamente.
  • La disciplina del tatami reduce discusiones en casa: normas claras, menos batallas.
  • Los roles de grupo (liderar el saludo, recoger tatami) suben autoestima sin focos artificiales.
  • Una buena escuela se reconoce en 10 minutos: respeto, juego y correcciones con sonrisa.
  • Prueba gratuita y feedback a las familias: básico para confiar.

Conclusión

Si estás en Almería y tu hijo o hija quiere probar, tenemos grupos en la instalación y en colegios de la ciudad y pueblos cercanos. Trae ganas, nosotros ponemos el tatami. El ‘rei’ lo aprenderá en la primera clase; lo que venga detrás, seguramente os sorprenda a los dos.

Pide tu clase de prueba en recepción o por la app. Te diremos el grupo con mejor encaje según edad y nivel.

Compartir:

Continúa Leyendo

Descubre más artículos

TRANSLATE
1

Tu Carrito

Reto 360: Tu Transformación Fitness y Bienestar Total

Reto 360: Tu Transformación Fitness y Bienestar Total

89,00 

Cantidad: 1
⚠️ TEMA SIN LICENCIA VÁLIDA
Tema exclusivo de Variavista diseñado para Kronos Almería Gimnasio.
Si ve este mensaje, es una copia ilícita o la licencia ha caducado.
Contacto Variavista:
📧info@variavista.es
📞630 345 599
🌐variavista.es